Por más que a una le pese, a toda mujer, en algún momento, le meten los cuernos. Esto es como la menopausia, puede tardar, más o menos, pero ninguna se salva. Lo que pasa es que hay algunas que nunca se enteran. Y ésas la pasan mejor, porque para ellas la vida sigue igual. En cambio, las que se enteran empiezan a preguntarse quién será ella, dónde fallaron, qué tienen que hacer, si tienen que perdonarlo o no, cómo cobrarles a ellos lo que les hicieron, y para cuando el susodicho ya dejó a la otra, el enredo mental que se armaron es tan grande que ya no pueden volver atrás. Hasta corren el riesgo de terminar inventando una historia mucho más grande y rebuscada que la verdadera.”

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